Por Marienma Posadas
Pronto se oirá este grito en los medios de comunicación porque llegan las fiestas en honor a San Fermín, pero no todos conocen quién fue este Santo mundialmente popular. San Fermín de Amiens nació en Pamplona en el S. III y murió en Amiens.
Fue un misionero cristiano, primer obispo de Amiens, cuya iglesia construyó. Fue decapitado a los 31 años y es co-patrón de Navarra junto a San Francisco Javier. Nació en Pamplona, hijo de un senador pagano. San Saturnino de Toulose ayudó a la conversión de San Fermín y sus padres, y los bautizó en el hoy llamado popularmente “ pocico de San Cernin”.
A los 18 años fue ordenado en Tolosa, predicó en Navarra y marchó a Francia (Amiens). Fue nombrado obispo a los 24 años. Sus opositores le detuvieron y lo decapitaron por negarse a cesar su predicación. En 1186 el obispo Pedro de París trajo a Pamplona una reliquia de la cabeza de San fermín.
(Dedicatoria de D. Javier Leoz)
San Fermín es sentimiento, fe, tradición y esperanza.
Es aquel que llega al corazón y presente en la entraña.
Es mano que bendice y ojos que miran.
Es plegaria emocionada al paso de su imagen
por nuestras calles y plazas de Pamplona.
Es capote que protege y plata que ilumina el horizonte.
San Fermín es mano sobre nuestra mano y caricia
cuando la mala suerte aprieta o hace herida.
San Fermín es la razón de nuestra fiesta, lo que nos une
y aquel que al cielo nos eleva.
Es fuerza en la debilidad o grito de un “viva”o “gora”
cuando llega las 12 del 6 de Julio al mediodía.
San Fermín es patrón para que no olvidemos de dar,
con su color moreno, rojo y blanco, un poco de fe
y alegría a nuestra vida.
¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!