El amor... Algo que todos deseamos, porque estamos creados para amar y ser amados. Es nuestro mayor anhelo. Y de ese modo ser felices. Algo que no siempre se encuentra, quizá porque se busca esa felicidad donde no está…
¿Cómo construir un amor sólido? Preparase para el amor es de suma importancia.
1) ¿Qué es el amor…? Amar es “ser especial” para otro, y viceversa. Es descubrir la belleza de la singularidad de la otra persona. Es desear el bien del otro, en cuanto otro.
La afectividad y el amor es la base para comprender bien este tema de la sexualidad. Enmarcarla en su adecuado ambiente y contexto es fundamental: un amor auténtico, comprometido, para siempre, entre dos personas que comparten un proyecto de vida conjunto.
El ser humano es un ser relacional. Necesitamos amar y ser amados. Estamos hechos para la entrega a los demás, y en ello cada uno encuentra, sin buscarlo, una dicha que todo lo llena.
Somos seres trascendentes que anhelamos algo más alto, más grande, con belleza casi infinita…
La persona se manifiesta con el cuerpo. Es algo constitutivo de ella. El alma vivifica y da categoría personal, y el cuerpo expresa su dignidad de persona. Dos personas que se quieren con un amor verdadero, comparten toda su vida: sus ilusiones y proyectos, sus luchas, sus alegrías y sus penas…
Y esos deseos se manifiestan a través del cuerpo, con la expresión tan fuerte y fascinante de «hacerse uno”… lo cual conlleva toda la interioridad personal, porque el cuerpo guarda, protege, conlleva, refleja y transmite esa interioridad, pero es mucho más que solo cuerpo.
2) ¿Y la sexualidad? Forma parte de la capacidad de amar de la persona, y es constitutiva de cada una de ellas. No es algo accesorio, externo o postizo, sino que forma parte de su esencia.
La sexualidad es el lenguaje del amor. La forma de decir a la persona elegida: «te quiero con todo mi ser, de forma incondicional, por siempre…, y me entrego a ti para ayudarte a desarrollar tus talentos y lograr tu mejor personalidad para que puedas ser feliz».
Por tanto, la sexualidad es la encarnación física del amor de pareja. No sólo es una expresión de amor, sino que «es» amor encarnado… Por lo tanto, la sexualidad es el medio por excelencia que ayuda a manifestar, a fortalecer y hacer crecer el amor.
3) Unas pinceladas básicas sobre las que se fundamenta una sexualidad sana, acorde con la grandeza de la persona:
La relación íntima es amor: esa es su esencia, su materia prima. Comunica un mensaje íntimo profundo y trascendente. Se necesita una voluntad entrenada para, en un acto supremo de libertad poder decir «sí», y entregarse a la persona elegida. Procurando el bien del otro: ayudándole a lograr lo mejor de él, de ella.
La felicidad en el amor no depende del placer momentáneo, sino de construir una base sólida de amor, y crecer juntos.
En el amplio abanico de las relaciones que tanto se prodigan por ahí, en un extremo se puede dar el sexo sin amor, «cuerpo a cuerpo», como bien de consumo: de usar y tirar, pero eso ¡no es amor!, más bien lo destroza. Y pasa factura.
Y en el otro lado, un amor autentico entre un varón y una mujer, que se deciden a quererse en “cuerpo y alma”, en el que se unen todos los aspectos de la donación personal: tanto lo físico como lo afectivo y espiritual.
La relación íntima amorosa está muy por encima del solo sexo, a una distancia enorme, colosal, aportando sentido y coherencia de vida, solidez y firmeza, que rezuma una felicidad honda, no superficial ni epidérmica, ayudando a conquistar lo mejor de uno.
El placer es uno de los elementos de la experiencia sexual, algo bueno que sirve para unir y reconfortar, pero no es el centro. Si dejamos que lo sea, pierde su sentido y se convierte en una trampa.
4) Fuente de vida. la unión intima, con ese derroche de amor tan alto, es el cauce y el modo especifico y maravilloso para traer a la vida una nueva criatura.
Publicado en Optimistas Educando y Amando con Mª José Calvo