Queridos lectores y amigos, ¿Qué tal estáis?. Os pido disculpas por no haberos escrito en este mes de agosto, pero ya estoy de vuelta.
Martes y 13, si, habéis leído bien, he escrito así el título de este artículo adrede. Suena muy supersticioso porque efectivamente lo es, al menos en España hay una creencia popular de que cuando coincide Martes y es día 13, es un mal fario, una señal de mala suerte y de que ese día no te sucederá nada bueno.
Sin embargo yo quería deciros justo lo contrario, no hay motivo para temer porque Dios está de nuestra parte. En ciertas regiones de España siempre hubo mucha “tradición” (lo pongo entre comillas porque no hizo ningún bien) de mezclar el catolicismo con la susperstición, con ciertos signos y señales o días del mes en que todos temían que les pasasen cosas malas como si Dios no existiese, como si un día fuese más poderoso que el que nos ama eternamente.
Hace pocos días iba caminando por la calle y un conocido (que es aficionado a estas prácticas) me entregó una especie de amuleto, un objeto enano de madera pintada en negro. No puedo negaros que me dio mucha repulsión tener eso en mi mano, pero lo cogí por tener algo de educación y no tener un mal gesto con el hombre, que de buena fe, pero de forma claramente equivocada buscaba mi “bien”. Es decir, él creía que con eso me atraería la salud, el dinero y el amor. Pero de forma equivocada pues solo Dios puede conceder tanto beneficio, y siempre en la medida que Él estima conveniente, por nuestro bien.
Una vez giré la calle, en el primer contenedor de basura que encontré me deshice del amuleto, no quería tener un objeto así en mis manos. Y mientras regresaba a casa iba haciendo oración mental y pensando en la verdadera pena que es que en tantas ocasiones depositemos nuestra fe y nuestros anhelos en simples objetos, tradiciones, creencias o ritos.
Pero amigos, no debemos caer en esta trampa. Todos tenemos un deseo intrínseco de saber nuestro futuro, el qué pasará, o si irá todo como nosotros pensamos. Pero solo Cristo tiene respuestas a todas esas preguntas, y si no las sabemos es porque no necesitamos saberlas. Por ello, en lugar de dejar nuestra confianza a la superstición debemos hacer un acto de Fe y entregarle a Dios todo, nuestro futuro y nuestra vida entera, a buen seguro estamos en las mejores manos aunque en tantas y tantas ocasiones nos resulta difícil comprenderlo.
No tengamos prisa, seamos pacientes, todo llega cuando debe llegar según sus designios. Aprendamos a confiar.
Os mando un fuerte abrazo amigos, y recordad, paciencia y Fe, que estamos en buenas manos.
Carlos G.M.