Por María Barrau Lena
@mariabarraulena
Todos estamos llamados a ser santos desde la vocación que Dios nos haya dado a cada uno. Pero el camino a la santidad es difícil y para valientes e inquebrantables en la fe.
En mi vocación de madre, le pido entendimiento para aceptar como Ella, el destino de cada uno de mis hijos. Que me dé entereza y templanza para acompañarlos y poder ayudarles en sus momentos de dudas, de caídas, de contradicciones, y siempre bajo Su protección con la certeza de que, con Su ayuda, podré convertirlos en momentos de esperanza, de alegría y de confianza en Dios.
¡Reina de la familia, ruega por nosotros!
Cada mañana, desde hace 25 años, es mi súplica a la Virgen convertida en oración personal diaria.