Empezó con un dolor en la muñeca, pero se extendió. Cinco años de dolores intensos y operaciones. Perdió la movilidad y la sensibilidad del lado derecho de su cuerpo. Le dieron la incapacidad y ninguna esperanza de recuperación. Pero nunca perdió la fe. Cuando los medios humanos se agotaron, pidió que le acompañaran en una novena a Isidoro Zorzano. El milagro es asombroso.
Ésta es la historia de David, que ha recogido Aleteia, un padre de familia que el día que entró en la consulta del médico andando por su propio pié, aquél ni siquiera lo reconoció. ¿Que había hecho además del tratamiento? «Como los medios humanos ya no alcanzaban, decidimos intensificar los sobrenaturales. Hicimos una novena». Cuando le explicó lo que era, ojiplático, el médico rehizo el informe y le recetó: «Siga usted tomando novenas».
Todo empezó hace cinco años cuando se hizo daño en una muñeca moviendo un mueble. Le operaron, y le tuvieron que volver a operar. Cada vez se iba complicando más, los dedos agarratodos, problemas de equilibrio, dolores muy intensos. Finalmente, quedó en silla de ruedas, y con dolores tremendos que apenas le permitían conciliar el sueño.
Cuando ya el médico no podía hacer mucho más por él, pensó que era el momento de pedir un milagro con más fe. Decidió hacer una novena a Isidoro Zorzano, que está en proceso de beatificación en la que se implicó mucha gente.
Era sábado. Último día de la novena. David había quedado con su amigo Carlos. Iban en el coche de éste. Entonces, David comenzó a sentir un hormigueo en la pierna. David comenzaba a sentir los dedos y se lo dijo a su amigo. Pararon en una gasolinera. Rezaron la estampa muy emocionados. David salió del coche por su propio pie. El equilibrio que perdió hacía años, había vuelto. Y la sensibilidad. Los dedos se habían vuelto a estirar. El dolor había desaparecido.