El 15 de marzo, la profesora Morotí Arocena recibió un ataque impensado en una secundaria de Necochea (Argentina).
Al parecer, la profesora de Ciencias Políticas se había visto obligada a suspender a una de sus alumnas tras darle varias oportunidades. Finalmente la joven tuvo que repetir curso, lo que contrarió a su familia.
Su madre y su hermano «montaron guardia» en el pasillo, mirando a través del ojo de buey de la puerta del aula.
«¿Mi hermana está en sexto?», la intimidó el muchacho al cruzar a la docente en el pasillo cuando el examen había concluido. Ese fue el primer encuentro. El segundo fue inmediatamente después, cuando Morotí estaba yéndose de la escuela, estaban esperándola: el hermano de la alumna reprobada le arrojó una botella que alcanzó a esquivar, ella volvió sobre sus pasos, el muchacho la corrió, la alcanzó, y en un pasillo de la escuela, ya junto a su mamá, que la agarró del pelo, entre insultos, la tiraron al suelo y le dieron una paliza.
«Me pegaron patadas en el piso como a un perro y no estaban dispuestos a parar», afirma la profesora
Fuente: Clarín