Por Ana Pérez Villalba
@anapvillalba_28
Cuaresma, 40 días de cambios, de transformaciones, de propósitos, de compartir, pero sobre todo de Oración con Dios, que culminan en Semana Santa.
Pero ¿Y que es concretamente la Cuaresma?
Es un tiempo litúrgico que comienza el Miércoles de Ceniza y acaba en las Vísperas del Domingo de Resurrección, es decir, con la Pascua de Resurrección. En este tiempo se nos invita a la renovación del espíritu y a vivir la Salvación expectantes para su llegada.
Aunque quisiera, no podría explicar con palabras lo que se siente en este periodo del año, lo que si se, que no se prepara solo la persona, se prepara el corazón. Un corazón frágil que se reconstruye ante las adversidades, ante las tentaciones, un corazón cementado por el amor de Dios.
Me preguntaban que como se podría vivir mejor la Cuaresma y la Semana Santa, y lo cierto es que no tengo una respuesta específica para ello. Sé que, si tenemos a Dios en nuestra vida, nada nos falta, y que el amor es tan puro y tan fuerte que sólo Dios basta para vivirla con intensidad.
Ora, agradece, pide, da limosna… es un tiempo de recordar que Él, dio la vida por nosotros, para salvarnos y para regalarnos la vida sin pedir nada a cambio.
Ayuna, ayuna no solo del alimento, ayuna de la palabra inapropiada, de actos impuros, ayuna de la lejanía del hermano, porque “cuando le hacéis algo al hermano, me lo hacéis a mí”.
Creo que estas semanas para vivirlas mejor, hay que vivirlas desde un amor extremo y desde una Fe certera y fuerte.
Ama con fuerza y agradece el regalo que Cristo, que va a morir por nosotros en una cruz nos hizo y que Resucitará para regalarnos la Salvación.
El amor de Dios es tan infinito que nos regaló a su hijo y a su vida para que nosotros construyamos las nuestras.
Aprovecha, cambia y conviértete, vive, reza y ama.
