En la pequeña localidad francesa de Cotignac se produjo en 1519 la que es la única aparición en solitario del esposo de María reconocida por la Iglesia. Hasta allí peregrinan muchos matrimonios con dificultad para tener hijos para que el santo interceda por ellos.
Y eso fue lo que hicieron Jean y Jeanne Bodet, un matrimonio joven pero que ya estaba resignado a no tener hijos. Desde que se casaron habían tenido cuatro abortos espontáneos y ya se estaban planteando la adopción.
Jean se rebelaba y pensaba que si ellos iban a Misa y hacían todo bien, por qué Dios no les concedía un hijo.
Les habían hablado de Cotignac pero no creían que San José les pudiera ayudar. Hasta que unos amigos emprendieron este viaje a Cotignac y este matrimonio se animó a ir. Tras caminar hasta el santuario colocaron una carta al pie de la estatua de San José y como era costumbre pidieron un bebé con buena salud.
Poco tiempo después Jeanne estaba embarazada y nació una niña sana, nada más y nada menos que, el 19 de marzo, fiesta de S. José.
Fuente: Religión en Libertad