Por Edu Paredes (Barcelona)
A veces creemos que el camino correcto es el de las facilidades, pero no es así. Así sin quererlo, podríamos meternos en una corriente que nos acabe desembocando donde no queríamos.
De esta manera, no todo en la fe han de ser las fiestas de Navidad, Pascua, fiestas mayores… También existe este momento de tocar con los pies en el suelo del dolor y de la contrariedad. La Cuaresma es una temporada para animarnos a rozar el exterior a nuestra zona de confort, y a caminar más por la vía ardua y dificultosa.
Mediante el ayuno, por ejemplo, podemos ser conscientes de la verdadera realidad de muchísimas otras personas. Una manera muy sencilla y al alcance de todos, de lograr entrar en la piel del otro.
Y es que todo lo que hacemos bien y con esfuerzo tiene una recompensa (estudiar, cuidar al otro, trabajar…), y lo que hacemos en la Cuaresma, a pesar de ser un esfuerzo para algún objetivo propio, también nos va incluyendo y asegurando la mayor recompensa divina, el Cielo.
Sin embargo, la Cuaresma debe servirnos para iniciar una nueva etapa en la vida, debe mejorarnos en algún aspecto, y esta mejora debe permanecer y quedarse con nosotros. ¡Es una gran oportunidad! ¡No la dejes escapar!
Tot i així, la Quaresma ens ha de servir per a iniciar una nova etapa en la vida, ens ha de millorar en algun aspecte, i aquesta millora ha de romandre i quedar-se amb nosaltres. És una gran oportunitat! No la deixis escapar!