Cómo vivir la fe

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Desde niños, nuestros padres tratan de inculcarnos una fe arraigada y fuerte, sin embargo, a medida que el tiempo transcurre, en ocasiones esa fe se ve disminuida para muchos jóvenes por diversos factores que se viven en la actualidad, pues, no es fácil vivirla en un mundo tan herido.

“Tú me preguntas si soy alegre; y ¿cómo no podría serlo? ¡Mientras la fe me de la fuerza estaré siempre alegre!” Beato Pier Giorgio Frassati. Como jóvenes caemos ante tentaciones que podríamos pensar nos hacen tambalear en la fe, sin embargo, nosotros mismos debemos de ser el cambio en el mundo. Siendo una opción preferencial de la Iglesia, lo que nos da una luz y un camino por el que debemos de aprender a recorrer y tratar de aferrarnos a ella, teniendo dominio de nuestras propias pasiones, ya que muy probablemente sea más fácil seguir las presiones sociales en el que se vive constantemente. Es importante el entender que la fe es la creencia y confianza en Dios, es decir, creer en aquello que no se puede ver.

Para poder vivir la fe, aunque quizá suene lógico mencionarlo, el acompañamiento de la Santa Eucaristía es el pilar fundamental para cualquier católico en todo el mundo. Vivir la fe hoy en día, es un hecho ya extraordinario en el que cada uno debe de sentir su cercanía con Dios, pues además de esta vivencia espiritual, viene acompañada en la mayor parte, de una vivencia con las personas, tal como lo mencionan las obras de misericordia tanto espirituales como corporales, pues en esta última encontramos a un Dios vivo en el que lo personificamos constantemente.

Como consecuencia de ello, la fe se ve acrecentada para cada uno, aunque es importante mencionar que no en todas las situaciones, se vive de la misma manera, pues “cada cabeza en un mundo”, principalmente en los jóvenes, ya que esto conlleva el tener a la par un crecimiento espiritual, pues sin un fin específico, es muy poco probable que las personas quieran hacer esfuerzos.

Aunado a ello, el querer experimentar una vivencia de fe concreta, los jóvenes deben de experimentar ese encuentro personal con Dios, pues nos permite conocer el misterio en el que estamos sumergidos. Así como lo mencionó el Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud 2019, en el que los “jóvenes son el ahora de Dios”, nos encomienda una gran tarea en luchar por vivir esta fe, así como de ayudar a crecer de esta a las generaciones que vienen detrás de nosotros por lo que se requiere que prestemos ese “sí” tan rotundo y que sin duda como el que brindó nuestra amada madre María.

Es importante mencionar que los momentos espirituales como las adoraciones a Jesús Sacramentado, la constancia en el sacramento de la reconciliación, los grupos de oración, los grupos de crecimiento, entre otros, son elementos importantes en la vivencia de ella. Incluso las convivencias interpersonales ayudan a este crecimiento, acompañarla con personas a quienes les tienes cariño, y que profesan tu fe, se vive con mucha más intensidad. El compartir el mismo amor lo hace completamente extraordinario y lleno de nuevas aventuras. Éste balance entre lo que por fe creo, y entre lo que vivo en la realidad y como nuestro Maestro lo menciona en Mateo “no tengan miedo”, debemos de ser valientes en vivir al máximo nuestra fe y llevar a más personas a vivirla.

Xochitl Pacheco