Ayer recibíamos como un mazazo la noticia de la condena a 26 años de prisión al nicaragüense Monseñor Rolando Álvarez. Los cargos que se le imputaron fueron delitos de conspiración, propagación de noticias falsas, obstrucción de funciones agravadas y desacato a las autoridades.
A través de una carta, los Obispos de la Unión Europea manifestaron: “Nos unimos a la voz que clama por la injusticia a la que están siendo sometidos nuestros hermanos en Nicaragua y exigimos su inmediata liberación”.
Sin embargo, anteriormente, en un discurso por el 43 aniversario de la Policía Nacional, el presidente dijo que la Iglesia Católica no es sino una «dictadura» y una «tiranía perfecta». Pensando así, era previsible la comisión de esta injusticia
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