Por Pablo Benavent
Sí, yo también me he sentido solo, y eso que soy el sexto de siete hermanos, parece irónico ¿verdad?
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Pero sí, la verdad es que uno de los mayores sufrimientos que he tenido en mi vida ha sido sentirme solo, sin nadie que me entienda, que me comprenda, que me quiera, o incluso que aun queriéndome, no haya estado a mi lado verdaderamente.
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El llegar a casa, mirar al techo y decir, ¿y ahora qué? ¿Ya está todo?
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Pero esta es la mayor mentira que el demonio me ha colado, se ve que me conoce bastante bien, pues eso me hizo alejarme del verdadero sentido de la vida.
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Ahora entiendo que cada una de esas noches, de esos días de llantos que me sentía tan solo aun estando rodeado de gente, Él estaba a mi lado, sufriendo conmigo, llevando esa cruz que yo no podía.
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Ahora entiendo que Él se vistió mucho, mucho antes con este dolor, y que el sufrimiento no es sinónimo de tristeza, no es semejante a la muerte.
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Saber que no estás solo, tener esa certeza en el corazón, haber experimentado, (aún que me ha costado tiempo verlo), que siempre he estado acompañado, es lo que está forjando una verdadera fortaleza dentro de mí.
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Jesús yo confío en ti, pese a la duda, sé que estás aquí.