Por Javier Gaite
Hay muchas veces que no te siento, que no te veo, que no te escucho… Y pienso, Jesús ¿Por qué me has abandonado? Y el problema es que te he abandonado yo.
Ya puedo ir a misa todos los días, rezar el rosario, hacer la oración y mil cosas más para intentar estar cerca de ti, pero me doy cuenta de que muchas de esas acciones las hago por rutina.
Cuando salimos de nosotros mismos, la vida cambia, tu corazón cambia.
La verdadera clave de todo esto es el Amor. El amor que uno pone en el día a día, en las pequeñas cosas, en esas cosas que no se ven, en darse a los demás y, sobre todo en SALIR DE UNO MISMO. Cuando salimos de nosotros mismos, la vida cambia, tu corazón cambia. Empiezas a ver, a escuchar y, sobre todo, a querer: querer amar al prójimo, querer amar a Dios con todo tu corazón sabiendo que sin ÉL nada podemos y que con ÉL somos invencibles.
La cantidad de veces que habremos dicho que estamos poniendo todo de nuestra parte para estar cerca del ‘Jefe’, y en verdad no caemos en la cuenta de que lo estamos haciendo por nosotros mismos. Simplemente, para estar bien, mirando desde dentro, conmigo mismo, sentirme realizado o tranquilo.
Todo lo que hagas, hazlo por amor, amor a Dios y a los demás, y verás como tu vida empieza a cambiar.