Por Maria Cruces Doblaré
Jamás podré describir
ni encontrar la forma adecuada
de poder acercarme un mínimo,
de expresar con alguna palabra
cómo desde que fui niña
Tú eras Quién me guiaba.
Si supiera explicarle al mundo
que en ese perfil de Tu cara
Dios fraguó la alegoría
del amor hecho carne que mandara.
Amor que cesa agonías,
amargura que se acaba
cuando llega la oscura noche
que con mi túnica callada
habré de llevarte a ese monte
dónde por Ti me cambiara.