Segunda vez que me siento para escribir un “testimonio” en Jóvenes Católicos @catolicos_es, con 3 objetivos: intentar ayudar, entender y transmitir.
Cuando decimos que la vida dura un día, realmente es muy metafórico ya que dura más de lo que nos creemos, con muchas piedras, tropiezos y caídas. Algunas veces, por no decir siempre, estas caídas son inexplicables y muy seguidas, llegan de manera arrolladora a tu vida y, no hay otra solución que afrontarlas y levantarte.
Pues a ese punto quería llegar yo, como en cada caída tenemos a la Fe presente o cómo podemos tenerla presente para que nos coja de la mano y nos tire para arriba.
En el trabajo, cuando topas con un compañero que no tiene nada que ver contigo o que simplemente tiene como objetivo ser hiriente con los demás. Obviamente te estás preguntando por qué te tiene que tocar a ti esa persona y piensas: “Dios, ¿hasta en el curro voy a tener un camino complicado?” Por suerte o por desgracia pasa, pero sin quererlo te está ayudando a ser el mejor profesional del mundo, y cuando ya un día a las 21:00 h. no puedas más del agotamiento mental, vete a la Iglesia más cercana que ahí hay Alguien esperándote con una sonrisa.
El desamor y el amor también…maldita piedra, que yo creo que es la única que, pese a que nos tropecemos en la vida muchísimas veces con ella, somos muy cabezotas, y volvemos a tropezar. Para mí, personalmente, es de las cosas más “duras” con 26 años, también según como sea cada persona, pero es de los momentos que más necesitamos cariño y ayuda.
La Fe, ha estado en tres ocasiones conmigo en este tema. Y en ambas solo decía una cosa: “Dios por favor ayúdame”.
La primera ocasión, para asimilar que se había acabado lo que yo imaginaba idílico y que por mucho que yo quisiera, no funcionaba y tenía que pasar página.
La segunda, para esclarecer mi yo interior, y lo más importante, para darme cuenta qué quería verdaderamente en mi vida.
Y la tercera y última, para dejar atrás aquello que realmente no queríamos y que como somos humanos tozudos, nos empeñamos en querer a personas que tienen que ser queridas de mejor manera.
Qué de horas he estado hablando con Dios de los pros y los contras, qué compensa más y menos, qué puedo mejorar, de qué me ha servido todo… lo tenía al de Arriba aburridísimo, ha sido mi oyente de radio durante mucho tiempo.
Pero después, pegas el freno y dices (por lo menos yo): “Si Dios no quiere esto, es porque no está para mí, algo mejor me espera”. Esperas un tiempo, echas la vista atrás y te das cuenta de que sí, que Dios me tenía algo brutalmente mejor, algo sano y de verdad.
No sé si os ha pasado en esta época de vuestra vida o en otra, pero yo me iba a la Iglesia entre semana a estar allí, ni rezaba, solo sentarme y mirar al infinito. Era una paz interior, una tranquilidad y una protección indescriptible.
Otra gran faena es cuando por desgracia llega una enfermedad a casa, se muere un familiar o alguien querido. Típica frase que se dice: «si Jesús no quiere el mal para nosotros, ¿por qué deja que se apague la luz de gente buena?»
Es cuando más te tienes que aferrar a la Fe, eso ha pasado por algo, que en un futuro descubriremos, pero de verdad que es por algo muy bueno. Son personas “guía”, que ahora están con Dios mirándonos desde el Cielo y guiándonos desde arriba. Yo, gracias a Dios, no he tenido ninguna enfermedad grave ni nadie de los míos, pero si ha habido “sustos”. Y es jodidamente jodido.
Justo hace días le decía a un amigo, somos “vitamina” durante el tiempo que estemos en la tierra. Durante este tiempo seamos personas vitamina, que intentemos dejar en la Tierra nuestra mejor versión y ser buenas personas.
Para mí esa fortaleza para no venirme abajo y caer en lo “malo” me la da la Fe, que nos pone fuertes como el vinagre. Con esto quiero o intento transmitir que en los peores momentos tenemos que coger nuestra “cruz de madera”, escuchar lo que Dios en el fondo nos quiere enseñar y seguir regalando de nuestra vitamina a más gente.
En estas etapas donde se pasa mal y se aprende, hay que rodearse de personas y Fe que te regala la vida. Es tal el cariño y tiempo que te dedica la gente, que mira, por mínimo que sea lo positivo, hay algo bonito al final del túnel.
Para finalizar, hago hincapié en que pese a que Dios está con nosotros siempre, no siempre tenemos que quererlo y tenerlo presente en estos momentos (nada nuevo que no os hayan dicho). Hasta un fin de semana con tus amigos en Jerez tienes que ser consciente y dar gracias de cada día que seguimos en este mundo.
Espero que por segunda vez os guste tanto como me ha gustado a mí escribirlo, escupir mi mínima experiencia en este viaje de la vida.
Miguel Jacobo Gómez Cárdenas