Ante los problemas de fertilidad y la dificultad para tener un embarazo, algunos médicos recomiendan la congelación de óvulos y la fertilización in vitro. Lo hacen de modo casi tan automático como si recomendaran un antistamínico ante un resfrío.
La fecundación in vitro suena a un gran avance científico en beneficio de las mujeres infértiles: extraer sus óvulos y poder congelarlos para luego fecundarlos con el esperma del hombre en un laboratorio. ¿El resultado? ¡Un embrion listo para desarrollarse!
Si muchas parejas pueden beneficiarse de esta técnica, ¿por qué algunas personas se oponen a ella? ¿Será que las convicciones religiosas sobrepasan la razón? ¿Será que los cristianos tienen el hobby de pinchar el globo de los grandes descubrimientos científicos?
#1 Poco se habla del “ensayo y error” con embriones
Una vez fecundado el óvulo externamente, es necesario implantarlo en el útero de la mujer para su desarrollo. El problema es que se fecundan varios embriones —se dice que entre 6 a 8— porque se necesitan muchos intentos para que la implantación sea exitosa. Solo uno de ellos logrará implantarse en el vientre, mientras que los demás seguirán congelados hasta que se decida tener otro hijo —con el mismo riesgo de perder más embriones— o hasta que la suscripción mensual de la congeladora deje de pagarse —como quien cancela su cuenta de Netflix—.
Si planteamos que la vida inicia desde la fecundación, ¿no estaríamos hablando de la generación de una vida a costa de la muerte de otras? En la práctica, se trata de un “ensayo y error” con seres vivientes. Un frío descarte de experimentos que trivializa la pérdida, tomándola como parte de un proceso “normal”.
Cabe resaltar que este procedimiento no puede equipararse a los abortos espontáneos que tiene una pareja que intenta tener hijos y no puede. Los abortos espontáneos se dan como un proceso natural —que, lamentablemente, termina en la muerte—; en cambio, la fecundación in vitro es un proceso inducido por un médico.
#2 ¿Quién define que la vida comienza en la concepción?
Se podría considerar una exageración hablar de abortos en vinculación con la fecundación in vitro, y que un planteo así estaría más bien asociado a convicciones religiosas. Sin embargo, es más bien la ciencia genética la que reconoce una nueva vida en el embrión, pues tiene un ADN humano único, irrepetible y diferente al de sus padres.
Frente a la concepción, no hablamos más de un óvulo ni de un espermatozoide; nos encontramos ante un nuevo sujeto que solo necesita las condiciones adecuadas para desarrollarse.
#3 Riesgos de los embriones congelados
En el 2019, un estudio publicado en la revista médica JAMA analizó datos del Registro Médico de de Nacimientos en Dinamarca —país con las mayores tasas de reproducción asistida— y concluyó que los niños que nacen de embriones congelados tienen mayor riesgo de cáncer infantil. Esto además de lo que ya se sabe, que tienen mayores probabilidades de nacer prematuramente, presentar un bajo peso tras el parto y algunos defectos congénitos.
Da curiosidad que CNN haya comunicado esta triste estadística, pues irónicamente se muestra a favor de la fertilización asistida en muchas de sus notas.
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Puede haber muchos motivos por los cuales las personas acuden a la fertilización in vitro —sin ser plenamente conscientes de la realidad del asunto—. A primera vista, puede parecer un gran avance científico, sin embargo, se debe conocer sus implicancias.
A muchas personas les entra el terror de que se les cierre la posibilidad de tener hijos y ven en este procedimiento una salvación. Es comprensible. Por eso, hay que saber ser asertivos para enseñar sobre el tema tema a quienes lo necesiten. Hay que saber dar calma en vez de iniciar debates.
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Publicado en Ama fuerte