Por Luis Sierra
¿Recuerdas la serie Cómo conocí a vuestra madre? Hija de Friends y de otras obras del género de la comedia de situación (sitcom), otorgaba una posición central al encuentro entre los amigos. Amigos de verdad que se ayudaban a crecer unos a otros, con el paso del tiempo. ¿Cómo? Reuniéndose a menudo en un lugar de confianza. Quien más, quien menos, todos hemos compartido esta experiencia, la cual se vuelve fundamental en los años que nos toca vivir.
Seguro que no se te escapa la idea de que la sociedad occidental de hoy está experimentando cierta polarización, incluso división. Los medios de comunicación y las disputas abiertas en redes sociales son signos evidentes de una realidad como esta, que representa un auténtico reto para el carisma de comunión y unidad (spoiler: no es «uniformidad») que forma parte del tesoro de la Iglesia Católica. «Que todos sean uno» (Jn 17, 21). Un antídoto eficaz contra esta perniciosa deriva es generar procesos y espacios de encuentro. Para ello, conviene partir del encuentro con Dios, de modo que el encuentro con los demás y contigo se construya sobre el don recibido del Amor de los amores.
Compartimos Tres Minutos Contigo, de la mano de Elena Lavilla, cristiana conversa que cuenta ya con un amplio recorrido en la fe. Hablamos juntos de lo que significa ese sintagma que utiliza a menudo Francisco, «cultura del encuentro», clave para entender la necesidad imperada de una acción de los jóvenes católicos al respecto de ese movimiento separador. Parece un buen momento para hacerlo, puesto que el próximo domingo comienza la espera del encuentro con el Niño Dios, que llamamos Adviento.