Por Manuel Roa Prieto
Una de las máximas que diferencia a la religión católica de las demás religiones es la de mantener una relación personal con Dios, y yo he podido comprobar que Dios te habla en tu mismo idioma. Si eres dulce, te hablará con dulzura, si eres amable, te hablará con amabilidad y si eres gracioso, te puedes reír mucho. Es algo así como las Bienaventuranzas (salvando las distancias) porque como Dios es infinitamente superior, siempre va varios pasos por delante y nos supera. Algo así debió pensar Santo Tomás Moro cuando dijo esa frase que se le atribuye: “dichosos los que se rían de sí mismos porque nunca dejarán de divertirse”
“dichosos los que se rían de sí mismos porque nunca dejarán de divertirse”
Tal vez pueda parecer exagerado, pero considero el sentido del humor un don de Dios que permite llevar la vida de una forma más alegre y quitar hierro a la cruz que todos tenemos que cargar en esta vida. Porque todos sabemos que hay que aceptar la cruz, pero no solo eso, sino que Dios nos ha creado para ser felices y estar alegres, para lo que nos envía el sentido del humor para enfrentarnos al dolor. Al fin y al cabo, es un Dios de vivos y no de muermos. Evidentemente todo don de Dios se puede pervertir y ser usado para hacer el mal.
Yo te animo a, dentro de lo posible, ver desde una perspectiva cómica la cruz que llevas en esta vida. Un claro ejemplo que he podido ver, es mi suegro, que recientemente ha sido diagnosticado de Alzheimer a una edad temprana y, aunque es una enfermedad que acarrea muchos lloros, también puedes reírte alguna vez si tienes sentido del humor como él mismo bromea de sus despistes.
si quieres sentido del humor, pídeselo a Dios que seguro que te lo concede para echarse unas risas Él también contigo
Otro ejemplo más conocido públicamente es Fernando Vega de Seoane, padre de 5 hijos que se quedó paralítico practicando esquí y ahora comparte su vida en Instagram desde una perspectiva muy cómica. Así que ya sabes, si quieres sentido del humor, pídeselo a Dios que seguro que te lo concede para echarse unas risas Él también contigo. Para ello, recomiendo la oración del buen humor de Santo Tomás Moro en la que dice entre otras cosas: “concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás”