Experiencia en Fátima

Testimonios

Pilar Hernádez

Este fin de semana, he tenido la gran suerte de haber ido a Fátima. Este año he viajado a muchos lugares bastante atractivos a los que se suele ir de vacaciones o a pasar puentes con amigos, pero sin duda alguna, de todos los viajes que he hecho, este ha sido el mejor a pesar de haber sido el más breve.

Esta es la segunda vez en mi vida en la que iba a Fátima, porque ya fui hace diez años…y es verdad que ya experimenté en ese tiempo que allí se respiraba un ambiente distinto, que había una paz que hacía especial aquel lugar. Sin embargo, esta vez, he descubierto que ese ambiente de paz se debe a que la Virgen está realmente presente en aquel lugar en el que se apareció, y que es su presencia lo que sin duda, infunde esa paz.

En este viaje tan cortito, llegamos unas amigas y yo el viernes por la noche y acto seguido fuimos a la Capilla que se construyó en el lugar exacto donde la Virgen se apareció el 13 de octubre de 1917. Es impresionante ver cómo aquel lugar estaba lleno de personas, de distintas partes del mundo, con distinta cultura, distinta lengua, distintas costumbres…y allí estaban todos rezando el Rosario y cantándole a la Virgen. La devoción con la que todos rezaban y miraban al altar donde estaba la Virgen de Fátima, es un auténtico milagro, que si no fuese por su intercesión y la gracia de Dios, sin duda no podría ocurrir.

El sábado fuimos visitando las capillas que habían cerca del santuario, subimos a Cova da Iría, donde habían muchísimos grupos de gente que rezaban el vía crucis, vimos las estatuas situadas en los lugares donde se apareció primer el Ángel, y después la Virgen María, la Casa de los Pastorcitos…en resumen, nos pudimos trasladar al lugar y casi percibir la época en la que sucedió todo aquello.

Es cuando estás allí en Fátima, y ves esos lugares que aun se conservan, escuchas testimonios de familiares de videntes del milagro del Sol, percibes tanta fe en personas de tantos lugares distintos…que es cuando caes en la cuenta de que aquello realmente ocurrió, que no se trata de un mero acto de fe, sino de que fue una realidad…y fue una realidad que más de cien años después sigue impactando en los corazones de millones de personas.

Es muy sorprendente como un pueblo pequeño y tan sencillo, puede atraer a tantísimas personas y cómo confían en el amor de la Virgen María con tantísima devoción.

El sábado por la noche fue otro momento inolvidable con la procesión de las velas, donde habían grupos de personas procedentes de Indonesia, Ucrania, Italia, y muchos más países.

Pero lo que más me gustó sin duda de todo esto, es que en cuanto hice un poco de silencio y me paré delante de la Virgen, vi la cantidad de milagros que habían sucedido y estaban sucediendo en mi vida: estaba al lado de la persona por la que tanto había pedido este año y que tan devota era de la Virgen de Fátima, estaba rodeada de amigas que sin conocerlas de hace mucho tiempo, siempre eran el tipo de personas que quería conocer, recordé personas por las que pedir que jamás pensé que se me fuesen a venir a la cabeza en ese momento, miré atrás y vi cómo había cambiado mi vida para mejor en muchísimos aspectos desde que, como dijo la Virgen, empecé a rezar el Rosario todos los días…

Y es que sin duda, el poder del Rosario existe de verdad, lo he experimentado cada día y este fin de semana lo he hecho doblemente. Por eso, animo a todos a que recen el Rosario y pongan en manos de la Virgen María sus intenciones, confiando siempre en los tiempos de Dios, porque todo llega y todo lo que es de Dios y está para nosotros, si se lo pedimos con fe y perseveramos en la Oración, nos es concedido.

Pilar Hernández