Tras años con una dolencia cardíaca, los médicos le dijeron a Federico, con 52 años, que su corazón no podía más y la única solución era un trasplante. Ingresó en la UCI a la espera de un posible donante y, finalmente, Dios quiso que apareciera uno que ya le han trasplantado.
La operación, en principio, ha concluido con éxito, pero se encuentra en el duro trance de la recuperación, de las posibles complicaciones como el rechazo, alguna infección o, como ha ocurrido, un problema pulmonar.
Su familia está muy preocupada y nos pide que recemos por él. Vamos a ponerlo bajo el manto de la Virgen del Rosario para que, Dios quiera, se recupere pronto.