Por lo menos a mi me lo parece.
Ayer me enviaba un amigo un artículo de la Vanguardia cuyo titular era: Barcelona registra el nivel de nacimientos más bajo desde 1939. Es decir, el año del final de la guerra que, como se sabe, en Barcelona término en enero de ese año.
Hoy las circunstancias sociales y económicas no son las de esa época y el problema de la natalidad, por consiguiente, no es por esas circunstancias. Hoy se esconden otros problemas y el principal es que hoy no se quiere tener hijos.
Un hijo, para muchos, es más un problema que una bendición y la única manera de cambiarlo es volver hacer una cultura de la vida.
Rober Tyrrel.