El año pasado ya apareció en algunos medios que en una determinado región de China se estaba llevando un plan de esterilización forzosa y, como es de esperar, esto me parece una aberración.
Lo que me contó ayer un amigo no me ha dejado dormir.
Le llamé para felicitarle por el nacimiento de su tercer hijo. Una chica preciosa llamada Isabel. Le comuniqué la enhorabuena a él y su mujer y, en el transcurso de la conversación, me dice: no te lo vas a creer, al enterarse los servicios médicos que era nuestro tercer hijo le dijeron a mi mujer que, por protocolo, tenían que hacerle la ligaduras de trompas y, que en el caso de que no quisiéramos, deberíamos notificarlo por escrito en un formulario.
Me pareció increíble lo que me contó mi buen amigo, hombre honrado. No sé si se le cruzó un cable a esa persona del servicio sanitario, si realmente este es el protocolo o sí fue una equivocación. Pero si realmente el protocolo es éste, deberíamos pararnos un poco todos y ver la deriva a la que nos estamos abocando. Ya que si por la vía de los hechos se está produciendo una esterilización encubierta, la gravedad del suceso muestra que la sociedad actual no se dirige a un buen puerto.
Robert Tyrrel