Si no te haces “dueño de ti”, si no ejercitas el “autodominio”, te harás -o te harán- esclavo. Otros -u otras cosas- serán los que te dominen, quienes determinen tu recorrido vital y, quizás, hasta tu meta, tu destino.
Hay a quien eso le parece cómodo… pero es totalmente despersonalizante. Y descorazonador.
Tú no eres un animal; ni una cosa; y no quieres confundirte o esconderte “entre las masas”; eres tú: un ser adulto, libre, y responsable. Eres persona. Con toda tu dignidad. Y sabes lo que quieres: tienes un propósito vital; tu vida tiene un sentido. Y no le corresponde a nadie pretender llevarte a su destino.
Si tú, o alguno de los tuyos, estáis en un momento complejo, confuso, de crisis (a quién no le ha podido pasar), recurre al #acompañamiento. Te ayudará a avanzar hacia la plenitud. Por tu camino; hacia tu meta; apoyado en unos valores e ideales. Para que logres dar tu mejor versión: ser quien estás llamado a ser. Nada más… y nada menos.