Hacer lío. A esto nos hemos dedicado los cristianos desde el principio, aunque cada generación a su modo. Disfrutamos con la presencia de Dios en el mundo e invitamos a nuestros amigos para que lo aprovechen también: ésta ha sido más o menos la dinámica habitual de la evangelización en la Iglesia. En todo caso, las peculiaridades de nuestra época han movido a que los últimos 3 papas hablen de “nueva evangelización”, una expresión elegante que más o menos viene a decir: “¡Vamos, vamos, muchachos, basta de sofá y salgan a hacer un poco de lío por ahí!”.
El motivo que tengo para escribir sobre este asunto es sobre todo sentimental: en este mes, la plataforma “Hagan Lío” cumple 2 años de existencia.
El primero que habló de “nueva evangelización” fue San Juan Pablo II. Lo hizo en una homilía que pronunció en Cracovia, en 1979, para referirse a “la evangelización del nuevo milenio”. Años después, en Haití, 1983, el Papa enriqueció el concepto para pedir a los fieles una renovación en los modos de realizar la misión de la Iglesia: pidió “nuevo ardor, métodos y expresión”. La idea se fue perfilando: una evangelización con nuevos modos y también orientada a nuevos destinatarios, todos esos bautizados que se están enfriando por el avance de la secularización.
Juan Pablo II dio en el clavo al hablar de “nueva evangelización” y en ese desafío nos tiene pensando desde hace décadas. Benedicto XVI continuó usando estos términos y se detuvo en un rasgo del impulso misionero que me tranquiliza: “En la raíz de toda evangelización —escribió en el año 2010— no hay un proyecto humano de expansión, sino el deseo de compartir el don inestimable que Dios ha querido hacernos” (Carta ap. Ubicumque et Semper). Me gusta esa despreocupación por el “proyecto de expansión humano” y ese énfasis en el “deseo de compartir el don”. Son palabras que nos recuerdan el espíritu de Cristo, nos liberan de los agobios utilitaristas y nos sitúan, en cambio, en nuestra refrescante posición de hijos de Dios y amigos de los hombres. Visto así, caramba que dan ganas de hablar de Cristo a las personas que queremos.
En el 2013, Cristo confió las llaves de la Iglesia al Papa Francisco y él ha demostrado ser un maestro de la nueva evangelización: con su estilo bromista y piadoso, arriesgado y cercano, afectuoso y sencillo ha zarandeado la conciencia de los jóvenes y nos ha enseñado que vale la pena cansarse por Cristo. Recuerdo especialmente las palabras que pronunció en su primera Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, cuando se reunió con los jóvenes argentinos:
Quisiera decir una cosa: ¿qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá adentro va a haber lío, va a haber. Que acá en Río va a haber lío, va a haber. Pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera… Quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos.
Ese día, estas palabras causaron sensación. Hoy, casi 10 años después de haberlas dicho, hay numerosas iniciativas apostólicas en el “sexto continente” que llevan ese título. En una de ellas participo yo, junto con otros soñadores de diversos países. Nos dedicamos a hacer entrevistas a influencers cristianos, publicamos testimonios que rasquen un poquito nuestro corazón, y hace poco nos lanzamos con nuestro propio programa de conversación en plan académico-buena onda, que hemos titulado “Con las gafas de la Teología”. Hemos tenido buena acogida en el público católico y, poco a poco, estamos intentando llegar también a toda esa buena gente que está perdiendo el entusiasmo por la fe y nos espera.
Juan Ignacio Izquierdo Hübner (@jotaizquierdo)
Abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, licenciado en Teología de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma) y alumno de máster en Teología en la Universidad de Navarra (España). Creador del canal de Youtube “Hagan Lío” junto con @RFAparicio
