La Hermana Marisol de Jesús, de las Clarisas de Salvatierra, ha regresado a la casa del Padre. En un homenaje que le rinden en la web de su comunidad afirma que, como bien dijo ella, cuando sabía que, a sus 40 años, su camino, en un cuerpo roto y consumido por la enfermedad, llegaba a su fin, “encontraremos otra forma de hacernos presencia los unos a los otros. Seguimos acompañándonos en el camino.”
Nos queda su entrega, su bondad, tantos dones con los que fue adornada y que compartía con generosidad.
Nos queda su sonrisa sincera, amable, transparente. Con carácter, con ideas claras y con un enorme corazón, lleno de ternura y de acogida.
Noa unimos al dolor de esta comunidad y encomendamos a la Hermana Marisol a la Santísima Virgen. D.E.P.