«Tres meses» es la historia de un joven ante una muerte anunciada. Novela que invita al lector a afrontar con valentía y honradez su propia realidad; una historia en la que la luz de la fe, la alegría de la esperanza y la fuerza de la amistad sincera demuestran su poder salvador.
Su autor, D. Tomás Trigo, nos ha concedido una entrevista:
Lo primero, Tomas, siendo tú profesor de Teología, ¿cómo te dio por escribir la historia de Miguel? ¿Por qué pasar de la teología a la ficción?
El origen de la novela fue una breve narración que me sirvió como base para dialogar, en las clases de Ética, con universitarios de diferentes grados, sobre la muerte y el sentido del sufrimiento. Se trataba de abordar, a partir de la historia de Miguel, las preguntas fundamentales: ¿Hay algo después de la muerte? ¿Por qué existimos? ¿Qué sentido tiene vivir, sufrir, amar? ¿Cómo influye el amor que recibimos de nuestros padres y amigos en el descubrimiento del amor de Dios?
La ficción es un instrumento muy adecuado y eficaz para reflexionar sobre las cuestiones teológicas más profundas. Porque te ayuda a verlas de un modo existencial, vivo, encarnado en personas concretas con las que puedes identificarte, y no como temas abstractos que no parecen tener ninguna relación con tu vida. Se trata de pasar de la ficción a la teología para verla como algo que afecta a tu propia vida y pide una respuesta personal.
¿Es “Tres meses” una ficción para gente joven o para todos los públicos?
La pueden leer con gusto jóvenes y mayores; pero, al escribirla, he pensado sobre todo en los jóvenes y adolescentes que se preguntan por el sentido de la existencia. Hay quien dice que esa pregunta no tiene respuesta y que, en todo caso, solo se la plantean algunas personas mayores, raras, o dadas a teorizar. Pero no es verdad. Todo el mundo necesita pensar sobre el sentido de su vida, y, de hecho, todos vivimos de acuerdo con una respuesta, verdadera o falsa, que se manifiesta en nuestra conducta.
Mi intención es que la novela ayude al lector a buscar la verdad sobre esa cuestión, a no conformarse con lo que se dice o se piensan habitualmente, a enfrentarse con valentía a la realidad. Porque estamos en una cultura que parece empeñada en que nadie piense. Es como una gran feria de las vanidades, con atracciones continuas que reclaman nuestra atención y no nos dejan tiempo ni silencio para buscar la verdad sobre lo más importante.
¿Crees que hoy hay otros migueles hoy en la sociedad? ¿Qué falta a la gente joven para descubrir a Jesús?
Sí, hay muchos migueles, muchos jóvenes que han sufrido y sufren el desamor y la ruptura de sus padres, y eso les hace difícil entender el amor de Dios. Lo veo año tras año al hablar con mis alumnos. El problema de Miguel no es propiamente la cercanía de la muerte. Su problema es que no ha sido bien querido por sus padres, porque ellos no han sabido quererse. Eso le ha roto el corazón. ¿Cuándo descubre a Dios y a Jesús? Cuando se encuentra con personas que lo quieren de verdad y decide salir de sí mismo para darse a los demás. Sí, hay miles de migueles, por desgracia. Pero también hay un Dios que pone todos los medios para que descubramos que nos quiere con locura.
Vayamos con detalles de la novela: ¿Se pueden ver los ojos de María? ¿Hay milagros hoy en día como el que le ocurre a Carmen? ¿Qué importancia tienen los amigos para ayudar a descubrir a Dios?
¿Si se pueden ver los ojos de María? Sin duda. Ella está siempre ahí, a nuestro lado, como una Madre llena de cariño y deseosa de llevarnos a Jesús. A veces, como en la novela, los ojos de María están en los ojos de alguien que nos quiere y nos ayuda a ver la vida de otra manera.
¿Si hay milagros? Sin duda. Todos los días hay miles de milagros. Conocemos muy pocos, los que salen a la luz por los testimonios de algunas personas. Pero eso es como la punta del iceberg. Te das cuenta cuando hablas con la gente creyente y te cuentan la historia de su encuentro con el Señor, que en muchos casos se ha producido a través del encuentro con su Madre.
En cuanto a los amigos, en la novela se ve cómo los amigos son los que van preparando a Miguel para el gran milagro de su conversión. Se podría decir que la amistad, el amor desinteresado, es el milagro que nos lleva a descubrir el amor de Dios.
¿Solo el dolor es lugar de encuentro con Jesús?
No, el verdadero lugar de encuentro con Jesús es el amor, porque Dios es Amor. Pero el dolor puede ser un medio para llegar al lugar del encuentro y abrir el corazón. El Señor, que nos quiere con inmensa ternura, que ha muerto por nosotros para salvarnos, permite que haya situaciones en nuestra vida que nos hagan pensar; circunstancias a veces muy dolorosas, una grave enfermedad, como en el caso de Miguel, para que dejemos de vivir como enajenados, entremos en nosotros mismos en busca de la verdad y lo encontremos a Él.
Terminamos ya Tomás. Hay muchísimas preguntas que nos gustaría hacerte a raíz de la lectura de tu libro y por eso te esperamos para un directo en el Instagram de Jóvenes Católicos en un futuro próximo. La verdad es que me ha encantado la novela y seguro que puede ayudar a muchos jóvenes y no tan jóvenes al encuentro con Él.