Hay soldados, verdugos y unos clavos
que hoy vuelven a colgarte en el madero.
Hay hambre, sed, dolor y latigazos
que hoy desgarran también tu cuerpo entero.
Hay envidias, violencias y maltratos
que hoy espinan tu sien con odio nuevo.
Hay abusos y fraudes y hay engaños
que hoy traicionan con un fingido beso.
. . .
¡Y hay hombres y mujeres entregados
que han hecho de tu cruz su fundamento!
¡Y hay grandes corazones ignorados
que han transformado el látigo en remedio!
¡Y hay mil brazos abiertos y mil manos
que coronan de amor todos sus gestos!
¡Y hay familias, Jesús abandonado,
que hoy te abrazan… y esperan tu regreso!