Jóvenes del Camino Neocatecumenal entrevistaron a Arely cuando, hace 7 años, cuando tomó el hábito en el monasterio cisterciense toledano de San Clemente.
Arely Campos es de El Salvador comenzó siendo del Camino Neocatecumenal y tras un período de discernimiento, se hizo monja.
Respecto a su vida como monja explicó: «Es una vida normal, porque vivimos en una comunidad de personas concretas y reales. No tenemos alas. Tenemos nuestros pecados y no somos ángeles. Tenemos los pies en la tierra, pero somos conscientes de que hay Uno que lleva nuestra vida y de que el fundamento está en el perdón, en pedir perdón y ser perdonadas. Pasamos la vida en alabanza del Señor, orando por la humanidad, por los que no se acuerdan de Él, por los que no quieren acordarse de Él, por los que están resentidos con Él… Nuestra misión es hacer presente el cielo aquí en la tierra, mostrar que aquí en la tierra se puede vivir con el sufrimiento, dándole gracias al Señor incluso por el sufrimiento y viviéndolo en paz».
A una chica que esté pensando si Dios la llama «le diría que se arriesgue y que haga una experiencia. Si trabaja, que pida permiso en su trabajo y que no dude, pues aunque esté en un grupo vocacional, hasta que no haga la experiencia en el monasterio no va a poner a prueba la idea y seguirá teniendo dudas. Es importante este tiempo de experiencia para ver cómo es la vida con las hermanas y comprender que es una vida de trabajo, oración y pobreza, sin olvidar que hay que buscar cuál es la voluntad de Dios y no las apetencias de una misma, y eso no se descubre si no se hace una experiencia».
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