Estimado Luis Enrique:
No te conozco de nada y eso me debería dar algo de vergüenza al escribir esta líneas pero quería agradecerte, con tu ejemplo de ayer, una lección que aprendí de niño de los labios de una madre.
No se si hay algo más importante para un jugador, luego entrenador de fútbol, que dirigir la selección de su país. No creo que haya muchas cosas más importantes. Por eso cuando abandonaste el cargo de Seleccionador me entró curiosidad: ¿Por que ha decidido dejar la Selección? ¿Que hay más importante? Meses de silencio, no es necesario hacer un espectáculo de un drama: ¡Gracias por esto también!
Ayer, por fin, se resolvió desgraciadamente el enigma.
Si hay algo más importante que la Selección, que un triunfo profesional, que levantar una Copa del Mundo: el amor. Tu por amor a tu mujer, a tu hija y a tu familia, decidiste sacrificar algo que seguro que habías soñado de niño: La Selección. Algo que para muchos es incomprensible pero que no lo es para los que queremos aprender a amar.
Gracias, Luis Enrique, porque me has vuelto a recordar que para amar hay que saber sufrir.
Robert Tyrrel