La Sagrada Escritura (1 Samuel) nos cuenta cómo Saúl fue probado y rechazado. El Señor rechazó al primer rey de Israel. Y es que nuestra vida es un tiempo de prueba que termina con la muerte.
La petición del Padrenuestro «no nos dejes caer en la tentación», para algunas personas es incomprensible. La realidad es que Dios no nos tienta. El Apóstol Santiago dice: «Nadie, cuando sea tentado, diga: “Es Dios quien me tienta”; porque Dios ni es tentado al mal ni tienta a nadie» (1,13). No fue precisamente el Señor quien le puso la zancadilla a Saúl. Para entender esta petición del Padrenuestro hay que mirar a Jesús.