Es una de las decisiones más cruciales, de nuestra vida. Elegir bien a la pareja, es fundamental, no solo para nuestra propia felicidad, sino para la felicidad de la familia futura, que vamos a formar.
Según distintos autores en la pareja buscamos: Sentido del humor, honestidad, actitud positiva, confianza, inteligencia, responsabilidad. Pero en realidad, estas características o cualidades por sí solas, no nos van a dar una relación ideal. Para mí tiene más que ver con lo que me haga sentir, lo que me vaya dejando y enseñando cada día.
Esto se consigue teniendo un noviazgo maduro, trabajándolo, “perdiendo tiempo”, en conocer a la otra persona. Vivimos en una sociedad cortoplascista, rápida, nos basta con una visión externa, nos gusta y ya está, por lo tanto la primera regla para encontrar una buena pareja, es: “No apresurarse y procurar conocer bien a la persona interiormente, no solo exteriormente”. Debes esforzarte por descubrir: “La persona que esconde su alma”.
Efectivamente tiene que gustarte físicamente y tiene que haber pasión. Sternberg (1989) un psicólogo estadounidense, dice del amor que es una de las más intensas y deseables emociones humanas. Las personas pueden mentir, engañar y aún matar en su nombre y desear la muerte cuando lo pierden. De acuerdo a ese autor, el amor puede abrumar a cualquiera y a cualquier edad. Estudió un grupo de parejas y observó que las que duraban más tiempo, tenían todas en común estos tres componentes: “Pasión, Compromiso e Intimidad”. Todas ellas formaban, lo que él llamaba el triángulo del amor, son los tres elementos que debería tener la pareja ideal.
Pero estos tres conceptos en la sociedad actual, están distorsionados, se ven como losas, el compromiso, se percibe como una atadura machista. La fidelidad, quieren que la veamos como una vida monótona, aburrida, sin alicientes. La pasión, la desligan del amor, siendo solo sexo, te animan a que te guíes por el instinto, por el deseo momentáneo.
Haciendo un análisis más profundo, podemos entender el compromiso como: “Me comprometo a hacerte feliz todos y cada uno de los días de nuestra vida juntos, tu felicidad será mi felicidad, tu sufrimiento será mi sufrimiento, si tú creces yo creceré”. Esto se consigue siendo sinceros y realistas, ya que no será fácil mantener ese amor, pero sobrevivirá si ponéis toda vuestra voluntad. Lo moderno es decir: Se nos acabó el amor, efectivamente la pasión de los primeros años disminuye, los defectos aparecen más marcados, aflora la rutina, el cansancio, entonces es cuando hay que pensar en el compromiso adquirido, en cumplirlo, no rendirse y renovarlo, ante Dios, estos son los momentos heroicos.
La fidelidad hay que entenderla como: “Quiero que seas para mí y solo para mí, por fin te he encontrado, te elijo a ti, libremente, quiero serte fiel, porque la fidelidad no es hacer el amor, sino vivir el amor; es tan fácil, llevaba toda la vida buscándote.
Por otro lado, según Sternberg es la capacidad de compartir sentimientos, confiar, sentirse acompañado y saber que el otro tiene los mismos intereses para la relación. Este componente se relaciona con aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión. Existe un deseo por promover el bienestar de la persona amada, hay sentimientos de felicidad junto a la misma, existe gran respeto, entendimiento, apoyo y comunicación con ella. Incluye un gran respeto por lo que siente, por sus defectos, exige una complicidad, una coraza, ante el mundo.
La pasión es la alegría, es interés: Me gustas tanto que tengo ganas de conocerte más, de saber todos tus pequeños detalles, los que te hacen tan especial. Es el estado de intenso deseo de unión con el otro, y es en gran medida la expresión de deseos y necesidades, tales como las de autoestima, entrega y satisfacción sexual.”La sexualidad separada del amor verdadero es la puerta de entrada de muchos desórdenes psicológicos. Para que sea sana, debe estar integrada en el proyecto de vida, Enrique Rojas. La pasión es fundamental, sin ella solo hay amistad, seremos amigos, pero no amantes, y como dice Yokin de Irala: “amantes son los que aman”.
Por último, es importante reflexionar sobre si te vale cómo es ahora. Si piensas que va a cambiar, te llevarás una decepción, porque sí, lo hará, pero a peor. Encuentras a alguien y te gusta, pero te dices: Le cambiaría esto y aquello, le afeitaría la barba, hago que adelgace, le compro ropa; pero no te engañes, le estás faltando el respeto, estas mermando su intimidad. Entonces, tienes que preguntarte:
¿Te ves, sin cambiarla en un proyecto de vida juntos, en un compromiso para toda la vida?
Amelia Bueno Sagra
Especialista en Psicología Legal, Forense y Dcho. Matrimonial Canónico.