Hoy, recibimos el Espíritu Santo que nos llegó ayer. Lo meditamos con calma y ponemos alas al Espíritu de Dios que «está sobre mí».
La Virgen nos acompaña en esta despedida, junto a su esposo, el Espíritu. Y le pedimos la paz, el amor, la alegría, la esperanza y la mansedumbre que Ella cultivó.
Gracias por esta temporada llena de alegrías e ilusiones. Una Palabra Tuya ha querido ser un servicio diario y creo que hemos crecido juntos, y de la misma manera hemos caminado hacia Jesucristo.
Atrévete a soñar a contracorriente. Nuestro Reino está entre nosotros, pero no es de este mundo.