Señor, hoy te pido la Venida del Espíritu Santo, del Paráclito, una vez más. He de conservar tu Palabra. Tú lo has dicho: «Quien me ame guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará y haremos morada en él».
Eso sí, déjame hacerlo con fidelidad. Con la humildad del que se sabe poca cosa. Déjame seguirte en la Verdad de la Iglesia. Tú lo pides: «El que sabe mis mandamientos y los guarda, ese me ama».
Madre mía Inmaculada, muéstrame el camino hacia el amor del Padre. Un camino con nombre propio: Jesús.