Dios Padre es quien me da, tanto a mí mismo como a mis hermanos, verdadero Pan del Cielo. Pan que cura, Pan que libera, Pan que salva: el Pan de la Eucaristía que es Jesucristo.
Él mismo lo revela hoy: «Yo soy el Pan de Vida, el que venga a mí no tendrá hambre, el que crea en mí no tendrá sed jamás».
Señor, que no deje de pedirte tu salvación y tu presencia en mi vida con la espontaneidad con la que te las pide hoy el gentío: «Señor, danos siempre de este Pan».
Lo recuerda San Jerónimo: «Ni nos dio Moisés el pan verdadero, sino el Señor Jesús Cristo (cf. lo 6,32); Él mismo es convidado y convite; El mismo es el que come, y es comido. De El bebemos la sangre y sin El no podemos beber».