Nos lo dice hoy Francisco igual que nos lo dice el Señor: hay que trabajar por la paz, la libertad y la justicia, sí; pero más aún he de esforzarme en «alimentar con Cristo a la familia de Dios».
Hay muchas veces que puedo pensar que soy un activista, creerme el justiciero enviado por Cristo. Sin embargo, hoy insiste el padre Josepe Manglano: «La Iglesia no es una ONG». Tengo que ponderar mi afán de llevar a todos hacia Jesucristo. Él y sólo Él es el alimento que perdura, aquel que ha enviado el Padre, Dios.