Tras una semana de regocijo y alegría en familia, seguimos reflexionando juntos el evangelio de cada día, la Palabra viva que nos trae Cristo, el mismo Jesús, que ha resucitado.
Hoy, me pregunto por qué me agobio en tantas ocasiones. Por qué parece que a veces el mundo me sobrepasa. Por qué me ahogo con frecuencia en un vaso de agua.
El Señor me ilumina hoy: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré».
Que la humildad y, sobre todo, la paz con la que el Señor me inunda hoy me acompañe siempre, incluso en los momentos de tribulación.