Ciertamente, escribir el evangelio de hoy, y la reflexión entorno a esta Palabra de Cristo, ha sido emocionante. Realmente, uno se conmueve al meditar una Palabra como la de hoy, en la que Dios mismo hecho carne nos revela su futuro más inmediato. Y parece que uno no puede hacer nada.
Sin embargo, esto no es así. Uno puede elegir el bando en el que está a cada instante. Cada pequeña cosa buena que hacemos por alguien más, en el nombre de Jesús, se convierte en gloria para el Señor. Por otro lado, cada pecado, traición o bajeza que cometemos, aunque sea en lo escondido, se convierte en un paso más hacia vender a Jesucristo, en otro latigazo, en un clavo en la Cruz.
Señor, que sea siempre fiel a Ti, desde ahora mismo.