La historia de la pasión está llena de micro-historias personales donde hombres y mujeres se mueven en el reino de la luz o en el mundo de las sombras. Algunos son héroes y otros villanos. Todos, sin embargo, tienen un denominador común: un encuentro personal e inesperado con la Cruz. Estos protagonistas secundarios que se enfrentan a un gran fracaso, como es la muerte en la Cruz, son los que nos pueden ayudar a mirar ese encuentro personal, vivencial, con el que permanece en el madero mostrando a todos nosotros que ha querido ser hombre hasta sus últimas consecuencias: habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo del amor.
Para poder mirar con grandeza de alma la Cruz nos pueden ayudar unas palabras del Papa Francisco: Dios nos lo pide todo, pero al mismo tiempo nos lo ofrece todo, en la Cruz se consuma el que ofrece todo por todos. Es el momento central de la plenitud de los tiempos.