Hoy, el Señor disfruta tranquilamente de un buen rato junto a sus amigos de Betania: Lázaro, Marta y María, que se lleva la mejor parte. Además, hoy, María rompe un frasco entero de nardo puro, carísimo, para perfumar al Señor. El único que se queja de ese bonito gesto es Judas, el traidor. Jesús la justifica: «Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura. Pero a los pobres los tendréis siempre con vosotros. A mí, no siempre me tendréis».
Que sepa valorarte como tus amigos de Betania, y no vea cosas malas donde no las hay. Que gaste lo mejor para Ti y para los hermanos que sufren como Tú lo harás, muy pronto.