Hoy, el Señor da testimonio de Sí mismo. Y lo hace junto al Padre, quien le envía. Hoy, el mismo Jesús nos demuestra que lleva su misión con un tesón sobrenatural, con una valentía plenamente humana y divina.
Frente a proposiciones oscuras de los fariseos, llenas de veneno sibilino, el Señor es «luz del mundo», y despierta los corazones de millones de personas. Ese hombre al que tantos querían matar es hoy seguido por 1.250.000 de personas, solamente dentro de la Iglesia Católica.
«El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».