Gracias, Señor, por tu perdón. Gracias por darme, hoy, una nueva oportunidad. Cava a mi alrededor, si es necesario, prueba echando estiércol, incluso, aunque esto tambalee mis raíces.
Señor, te agradezco que intercedas por mí ante el Padre y te prometo que será hoy cuando me convierta. Ahora. Pues a la higuera solo le das «este año». No dices, vamos a dejarla unos años, sino «déjala este año, a ver si da fruto, si no, puedes cortarla».
No me dejes ser estéril. He de dar fruto, pero sobre todo, serte fiel.