La frase que sigue a la de “venga a nosotros Tu reino” es la de “hágase Tu Voluntad en la tierra como en el Cielo”, cuyo significado enlaza y se relaciona estrechamente con esta que le precede.
Lo que llama más la atención de esta frase es el hecho de implorar con vehemencia que se cumpla la voluntad de nuestro Padre, aunque esta pueda contradecir la nuestra. Es muy importante tener esto en cuenta, ya que en los tiempos que corren actualmente esta idea no está especialmente de moda. El mundo en el que vivimos nos llama e incita constantemente a no seguir otra cosa que no sean nuestros sentimientos, y a hacer aquello que nos venga en gana en cada momento. Y por esto, muchas veces caemos en el error de pensar que lo que nos hará felices y llenará nuestros vacíos será actuar siguiendo nuestro dictado; es decir, caemos en el error de creer que la felicidad nos vendrá por nosotros mismos en vez de por Nuestro Padre que nos ama con locura.
Por tanto, si sabemos que Él que nos quiere conoce el modo de llevarnos por el camino a la felicidad, ¿por qué no fiarnos de Él y agarrar la mano que nos tiende cada día? A veces tenemos miedo porque sabemos que no va a ser un camino de rosas, pero ¿qué gracia tendría si fuese tan fácil? No hay más que ver el ejemplo de Jesús: el murió por nosotros tras soportar el mayor de los tormentos para un humano, para después RESUCITAR y abrirnos la puerta del Cielo. Al final, todo ese sufrimiento valió la pena, ¿no? Además, es necesario recordar que Jesús era plenamente consciente de todo lo que iba a padecer y sufrir…. Y aceptó el reto. Ese momento tan crucial queda patente en la oración en el huerto de Getsemaní: “Padre, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22-42).
Visto esto, recurramos a Jesús constantemente para que nos ayude a ser como Él, y confiar en el Dios nos pida lo que nos pida. Él no nos va a exigir nada que en última instancia no nos vaya a hacer bien, porque nos ama con amor de Padre. Y no nos cansemos de rezar, precisamente, el Padrenuestro cuando veamos que nuestra voluntad flaquea más.
Para acabar, recordemos este fragmento del Evangelio en el que Jesús habla de la recompensa que les espera a aquellos que le sigan y se abandonen a Su voluntad:
Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”.Jesús le respondió: “Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros”.
María Ramos