He de despertar. Amar de verdad. No puedo dejarme llevar por juicios o prejuicios. Por «aprioris» inútiles.
Señor, que sepa ver siempre a mis hermano con tu mirada de infinita bondad. Que sepa conmoverme y aplicarme en la más absoluta misericordia. Que no me guarde nada para mí, sino que todo lo comparta contigo.
Juntos, con la fuerza de la Gracia, lograremos perdonar y ser perdonados, no juzgar y no ser juzgados. Amar y ser amados.