Condenamos como cristianos este ataque atroz contra nuestros hermanos musulmanes, cualquier persona de buena voluntad denuncia este acto vil, premeditado y perpetrado en un país caracterizado por una vida tranquila sin sobresaltos de intolerancia de este tipo.
Este pasado viernes 15 de marzo en la ciudad costera de Christchurch, Nueva Zelanda, fue el atentado en dos lugares próximos entre sí: la mezquita de Al Noor y el Centro Islámico Lindwood. El autor, Brenton Tarrant, australiano de 28 años retransmitió en directo la masacre desde su comienzo en la mezquita de Al Noor, con una cámara que llevaba en la cabeza a través de la aplicación para Facebook, “Live 4”, hasta que 17 minutos más tarde, la red social canceló la emisión en directo gracias a la colaboración de los usuarios que denunciaron esta actividad injusta. Brenton, se dirigió luego al Centro Islámico Lindwood, que aunque atacó en el mismo, no consiguió entrar al centro, dado que un padre de familia, natural de Afganistán, Abdul Aziz que estaba en el interior, no dudó en intervenir por evitar muertes, aun poniendo en peligro su propia vida. Se encaró y se dirigió a él diciéndole: ¡ven aquí! Cuando Brenton Tarrant se dirigió al vehículo a coger otra arma, Abdul siguió al atacante arrojó al coche del tirador una máquina que encontró. De este modo dificultó la fuga de este sujeto y también salvó a muchas más personas que podrían haber perdido la vida.
El atacante envió un correo electrónico a la oficina de la primera ministra de Nueva Zelanda unos minutos antes del ataque a la primera mezquita, en ese correo exponía su ideología extremista y justificaba el atroz plan que más tarde ejecutó.
Hasta ahora 4 personas han sido detenidas, entre ellas, una puesta ya en libertad, dos en investigación y el asesino confeso. Este brutal atentado lleva 49 fallecidos confirmados.
Llegado a este punto que tenemos una reconstrucción de los hechos. Planteo 3 líneas de reflexión.
1) ¿Qué influencia tiene nuestro ejemplo en los demás?
2) Tu poquito de bien cuenta para contrarrestar y evitar el mal
3) Tratamiento de la enfermedad social del odio y cómo vamos de oración
Empezando por la primera línea, esta escalofriante noticia, conecta con otro horror de semejante magnitud acontecido en Noruega en julio de 2011 por odio a lo que consideran ambos asesinos un medio necesario para frenar la extensión de los invasores islamistas.
Anders Breivik inspiró al asesino del atentado de Nueva Zelanda y según dice el mismo que retransmitió la matanza en directo le animó a hacerlo dándole “su bendición”.
Estos extremistas supremacistas blancos, son ejemplo de usar las redes sociales para promover hacer el mal. El mal está donde no queremos contar con Dios, cuando lo echamos de nuestra vida. Si dejamos hacer a Dios en nuestras vidas, nos esforzamos en sustituir hábitos nocivos en nosotros, por otros que nos hacen ser personas en paz, en equilibrio.
- Por otro lado, la otra cara de este ataque en las mezquitas es el de la participación de los usuarios de Facebook que alertaron de la emisión en directo de la barbarie y por ello se frenó, y por otro, una persona buena predispuesta a hacer el bien a los demás, si este padre de familia: Abdul Aziz, hubiese pensado en salvarse él y mirar solo por sí mismo, seguro que hubiese sido mucho más dramática las pérdidas humanas. Parece que una sola persona no puede hacer mucho. En verdad subestimamos el poder de la persona unida a Dios, Papá Dios. Este hombre bueno contaba con Dios, y era el amor lo que le movió a actuar a favor del resto de sus hermanos.
- En último lugar, vemos en este triste suceso que la venganza por lo que estos hombres lleno de odio, consideran necesario devolver, a su modo de ver, mal por mal. Esta forma de pensar y vivir trae efectos de autodestrucción, estropeando la convivencia. Para empezar las vidas perdidas que no se pueden recuperar, los traumas de los heridos, las personas presentes y familiares de las víctimas. Afortunadamente, nos veremos lejos de llegar a algo así de descabellado, pero a otros niveles, ¿qué guardo yo en mi corazón?, ¿amo a mis enemigos y rezo por los que me persiguen?, o en otras palabras, ¿amo a quienes me molestan, me caen mal, me critican y rezo por los que me hacen daño? Eso es lo que nos dice el mismo Jesús de Nazareth, Nuestro Señor en el evangelio de Mateo 5, versículo del 43 al 48.
Devolver bien por mal, rompe la cadena viciosa del enemigo que nos hace esclavos del pecado. En conclusión a esta línea, me parece que rezamos muy poco, nos falta rezar con el corazón e insistencia, que muchas veces jóvenes y no tan jóvenes, nos parece “cosa de monjas de clausura o monjes” y no, pues necesitamos y ahora en el momento de la historia que vivimos pedir a Papá Dios constantemente, que aumente nuestra fe y nos ayude a pedir perdón, perdonar y amor, es algo que por nosotros solos no somos capaces, pero SÍ con Él, que es nuestro padre y nosotros, hijos del que todo lo puede. Sigue confiando en nosotros, dándonos la libertad, que es la capacidad de elegirle a Él o rechazarle. Quien hace el Bien, de veras, está con Papá Dios y de su parte.