Dios me pide hoy una sencilla cosa: no ser hipócrita. Lo que no es tan sencillo es taparse la boca, es más, eliminar de mi mente, cuando va a aparecer en escena un comentario con malicia sobre alguna de mis hermanas o uno de mis hermanos. Tampoco debo hablar mal del que conozco poco. Voy a intentar hacer la vida de los otros más agradable. Voy a luchar la santidad. Con la Gracia, voy a configurarme con Cristo, para ser Jesús con los demás.