Hoy el Señor nos muestra los dos pilares fundamentales de la vida de piedad. Dos firmes columnas a la hora de entablar una relación con Jesús y mantener una profunda amistad con Él.
En primer lugar, la importancia de la fe, que es una necesidad para mí, y para todo pecador con sed de una verdadera conversión.
En segundo ligar, la cuestión de la oración, clave en la vida de los santos y de todo aquellos que han tenido una relación con Jesús.
La fe y la oración reúnen la fuerza necesaria para aspirar a las virtudes teologales. Para alcanzar más fe, esperanza y amor.