Hoy, el Señor nos regala un pedacito de Cielo. Se transfigura para nosotros y casi nos quedamos como Pedro, que no sabía lo que decía. «¡Qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas», «Faciamus tria tabernacula». Esta es la alegría, de luz y gozo, que percibimos en presencia de la Santa Trinidad. Un calor de familia.