El Señor me pregunta: «¿Y tú, quién dices que soy yo?» Yo deseo responder cada día, plenamente, desde el corazón y la experiencia de Dios, inspirado por la revelación del Padre: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Además, deseo amar a la Iglesia de Pedro desde hoy, cada instante y servirla con toda mi inteligencia y mis talentos, para dar lo mejor de mí mismo a Aquel que me lo ha dado todo: el Señor, y dárselo también a los demás, que son el cuerpo de Cristo.