Hoy, el Señor nos anima a buscarle con alegría y diligencia. Nos advierte del peligro que supone situar por delante la tradición del hombre antes que la Verdad del Amor de Dios. Te doy Gracias, Señor, porque has revelado estas cosas a la gente sencilla. Que me atreva a descubrirte en tu plenitud.