Hoy entrevistamos a José María Calderón que ha sido nombrado Secretario de la Delegación de Misiones de la Conferencia Episcopal Española.
Bueno, mi nombramiento es de director del secretariado de misiones y cooperación entre las Iglesias de la Conferencia Episcopal Española. Y desde este viernes pasado, de director nacional de las Obras Misionales Pontificias.
José María, ¿Cuáles son las funciones de la Delegación y en concreto de su Secretario?
En la Conferencia Episcopal tengo que ayudar al Presidente de la Comisión, que es D. Francisco Pérez, Obispo de Pamplona, en todo lo que tiene que ver con los misioneros españoles que están trabajando por llevar el Evangelio en todas las partes del mundo. Es un trabajo precioso, porque es estar en contacto con los misioneros, atenderlos, escucharlos, ayudarles en la medida que nos necesitan y podemos. Desde esta Comisión se ayuda a las diócesis a que tengan la posibilidad de hacer un trabajo de animación misionera en colegios y parroquias.
Las Obras Misionales Pontificias es la institución de la Santa Sede que ayuda al Papa en el cuidado y atención a los territorios de misión. Cuidado material, pero no sólo. También atención espiritual, personal, moral… Desde España ayudamos a que esa intención esté presente en la pastoral ordinaria de las diócesis. De esta institución depende la conocida campaña del DOMUND, pero también otras menos conocidas pero muy importantes: Infancia Misionera y la jornada de Vocaciones Nativas.
Has sustituido a Anastasio Gil que durante muchísimos años ocupo ese puesto, ¿Qué ha supuesto Anastasio para la Delegación y tú que has trabajado años con él que te has quedado de su vida?
Anastasio ha sido sacerdote entregado a lo que se le ha pedido. Se le confiaron estas dos labores de las que ya os he hablado. Y se dio por completo a ellas. Ha conseguido que en España se haga una inmensa animación misionera, en parroquias, colegios, asociaciones. La misión ha dejado de ser un tema meramente recaudatorio para ser una oportunidad de crecimiento espiritual, formativo y de compromiso personal. Estoy sorprendido del prestigio que la Iglesia española tiene en Roma en todo lo que respecta a la misión y a la animación. Esa ha sido su gran aportación y ahora es su herencia.
Yo he aprendido todo lo que sé de él. Cuando a mí me nombraron delegado de misiones y director de las Obras Misionales Pontificias de la diócesis de Madrid, no sabía nada. Hoy no sé si sé demasiado, pero lo poco o mucho que yo sé hoy es porque él me ha ido guiando en mi trabajo. Me enseñó a amar las misiones.
El Papa Francisco nos ha invitado a ir a las periferias, ¿Cuáles son las periferias de las Misiones para la Conferencia Episcopal Española?
Bueno, nosotros tenemos como primera y fundamental tarea la preocupación por las misiones ad gentes, es decir, de aquellos territorios que son considerados por la Iglesia como territorios de misión. Esas son nuestras periferias: los lugares donde Cristo todavía no es conocido y por lo tanto tampoco es amado. Ayudar a que los cristianos de España sean conscientes de que una tercera parte del mundo no ha recibido la Palabra de Dios, no tiene posibilidad de recibir los sacramentos, al menos de forma habitual, que no puede recibir formación cristiana y promover así la vocación misionera entre los sacerdotes, los religiosos y los seglares.
Evidentemente cuando uno intenta ayudar a que los cristianos crezcan en el espíritu misionero, eso tiene que notarse también en la pastoral ordinaria de nuestras iglesias. Con ello se consigue que las parroquias tengan más vida y busquen medios para llegar a tantas personas que están en nuestros barrios, pueblos y ciudades que no han escuchado la buena noticia del Señor o que se han alejado de la vida de fe y de la Iglesia.
En las noticias se habla mucho de tal cura o tal misionero que ha cometido un abuso sexual en tal o cuál sitio, ¿Por qué los misioneros de verdad no son noticia?
Creo que los misioneros son una muy buena noticia, y he comprobado que en general los misioneros son muy valorados y queridos por todos, incluso por los no creyentes. Quizás no son noticia porque noticia es siempre lo negativo y lo que escandaliza, pero mi experiencia es que cuando se habla de los misioneros o los misioneros son invitados a dar un testimonio… ¡se les escucha con agrado!
Desde luego que no todos son santos ni impecables, pero los que no hacen las cosas bien no son más que una pequeña muestra de que el pecado existe. Gracias a Dios la mayoría son estupendos y no pretenden nunca ser estrellas de televisión, sino hacer calladamente su trabajo y servir a Dios y a los hombres en el silencio del anonimato.
Por último ¿Que puede hacer un chico o una chica joven de una ciudad de España que hoy está en Universidad por las misiones?
Un joven cristiano puede hacer mucho: lo primero y más importante: rezar. La oración por los misioneros y por sus trabajos. Esa es la fuerza de la misión.
Colaborar con la animación misionera que se hace en las diócesis, colaborando con las delegaciones de misiones. Esa es una grandísima ayuda.
Formarse en escuelas misioneras, para tener fundamentos profundos de la misión y de la tarea evangelizadora. Esta es otra posibilidad.
Poder participar en alguna experiencia de misión durante las vacaciones es una bonita oportunidad para descubrir la belleza de la misión.
Y, por último, plantearse y discernir si Dios puede estar llamándoos a los jóvenes a ser misioneros, a trabajar por la evangelización de aquellos lugares que no conocen a Dios.
Muchísimas gracias José María y contamos con tus oraciones.